En febrero, Pignanelli, del Smata, sostenía que estaba dispuesto a aceptar el 18% de aumento salarial para el año. Finalmente, se acomodó a una prórroga de la modalidad de negociación trimestral acordada a fines del año pasado, con lo que los trabajadores recibirán un 6% para el trimestre abril-junio. Los trabajadores no fueron consultados. Se verifica una caída de las horas extras, que golpea duramente el salario de bolsillo. La producción retrocede, aumentan las suspensiones y los despidos hormiga, sobre todo entre los trabajadores tercerizados o contratados.
La actividad en Fiat cayó un 31% en el primer cuatrimestre. Según Anfavea (la asociación de fabricantes de ese país), en abril las ventas de vehículos cayeron 13,8 por ciento”.
Las burocracias del Smata nacional y el local ocultan los planes de reducción de personal, disfrazan las suspensiones, así como permitieron la mayor precarización laboral, mientras en las fábricas existe una gran deliberación y los trabajadores tercerizados buscan organizarse.
La situación impone una deliberación colectiva, la actuación de los paritarios con mandatos de asambleas y un programa para impedir que las patronales descarguen la crisis sobre los trabajadores.
Una asamblea en VW planteó el reclamo del 30% de aumento y la convocatoria a un plenario de delegados del gremio. Es un punto de partida para organizar la lucha.