Las suspensiones en la industria automotriz son hoy la
norma de funcionamiento en la mayoría de las terminales. Peugeot suspendió a 1.100
de sus casi 3 mil operarios y pasó a trabajar con un turno de 9 horas; esto
representa una reducción del 50 por ciento en la producción con respecto al año
pasado.
Fiat licenció
a sus 2.100 empleados los lunes y viernes de mayo. Iveco hizo lo mismo con sus
600 operarios al menos durante tres días por dos semanas. A fin de abril
Renault había suspendido a 500. General Motors, que hasta ahora, junto con Ford
y Toyota, venía “zafando” informó que las
suspensiones afectarán a 2.750 trabajadores.
En Volkswagen, además de suspensiones masivas, desde
hace meses se suceden despidos, prejubilaciones y “retiros voluntario”. La
patronal alemana planea deshacerse de 700 trabajadores.
Aunque no hay un registro riguroso, sin duda en las
autopartistas la situación es mucho más grave. Gestamp acaba de echar a 67
trabajadores y en Lear hubo una drástica reducción de personal: en menos de
seis meses se eliminaron 200 puestos de trabajo (mediante retiros voluntarios,
que en muchos de los casos fueron selectivos).
Las suspensiones y los despidos obedecen al derrumbe
de las ventas, pero las patronales aprovechan la situación para deshacerse del
activismo, con la colaboración evidente de la burocracia del SMATA.
En Volkswagen siete delegados que declararon a favor
de algunos despedidos que iniciaron juicio de reinstalación fueron expulsados
de una reunión de cuerpo de delegados por “estar en la vereda de en frente del
sindicato”.
La lista
Verde comenzó una burda campaña macartista en contra de estos delegados y
contra el activismo en general con el absurdo argumento de que cualquier
resistencia hace peligrar más aún la fuente de trabajo. La bronca en la base
contra estos personajes no hace más que crecer.
Es necesario desarrollar una fuerte agitación en
toda la industria metalmecánica contra los despidos y las suspensiones; un
aspecto fundamental de esta campaña es la deliberación de los proyectos de ley
del Frente de Izquierda que además de la prohibición plantean el reparto de las
horas de trabajo sin afectar el salario.
Se trata de una enorme lucha política en el seno del
proletariado industrial que tiene el doble propósito de defender los puestos de
trabajo y el salario y sacarse de encima el cáncer de la burocracia sindical.
La Naranja Mecanica
(COORDINADORA SINDICAL CLASISTA)
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